jueves, 9 de diciembre de 2010

ESTOY SANO SEXUALEMENTE

Estar sano/a sexualmente es:
1. Tener información objetiva y veraz
2. Vivir la sexualidad sin miedos, con placer y sin disfunciones.
3. Conocerme y aceptarme como soy
4. Mantener relaciones de igualdad y basadas en el respeto mutuo.





1. La información en esta materia es fundamental, como las conductas sexuales no vienen escritas en nuestros genes sino que se aprenden, aprender bien se vuelve necesario. Por eso la información se debe recabar de fuentes solventes y fiables. También hemos de considerar de dónde recibimos la información en internet, los foros y las páginas no especializadas no son fiables.


2. Esa información tiene, entre otras, la misión de evitar miedos innecesarios, saber si el método que uso como anticoncepción es seguro o no, cuándo y cómo se puede contagiar una infección de transmisión sexual, y cuándo no etc. Evitar ese miedo es importante porque me permitirá disfrutar de mi sexualidad sin padecer disfunciones, es decir de manera placentera.

3. Otro factor fundamental es conocer y aceptar cómo soy. Cuando hablamos de conocernos nos referimos no sólo a cómo funciona mi cuerpo, sino también a cuáles son mis deseos y preferencias. Es que cada persona conozca sus preferencias y sus deseos y los considere tan válidos como los de las demás personas. Esta aceptación como persona única e irrepetible, es por tanto fundamental para llevar una vida sexual sana. Es el respeto por sí mismo/a, el no tener que hacer algo por sentirme obligado/a, lo que hace que mis relaciones sean placenteras y libres, y por tanto felices.


4. Los otros medios imprescindibles son la igualdad y el respeto. Sólo si nuestras relaciones están basadas en el respeto y en la igualdad, podremos disfrutar de una buena salud sexual. Durante siglos, a las mujeres se les ha reprimido la expresión de su propia sexualidad, y a los hombres se les ha estimulado a que la sexualidad sea eminentemente genital. Estas diferencias se han debido a la preponderancia de un modelo masculino de sexualidad, sin pensar que quizá pueda haber otras formas de relacionarnos sexualmente. Con esto nos referimos a todas aquellas conductas sexuales que, sin ser la de penetración, pueden conformar una sexualidad completa y sana, en la que los besos y caricias, la comunicación, el buen humor y el mutuo acuerdo sean el eje central de nuestras relaciones.





Sólo si nuestras relaciones están basadas en el respeto y en la igualdad podremos disfrutar de una buena salud sexual. Por ello, es tan importante la igualdad entre hombres y mujeres, ya que favorece la armonía entre ambos, y significa que nadie es superior al otro.



La igualdad se inspira en la aceptación de las demás personas con sus virtudes y sus defectos, con sus preferencias y sus gustos. Hoy sabemos que las relaciones sexuales sanas son aquellas que nos hacen sentir bien, que se basan en el respeto y la negociación, en compartir y en el el cuidado mutuo.